Cáp. 4: Capitulo Ganador

Por Michelle
Blog: Lo que manda el corazón (dale click al nombre)
-----------------------------
Iba caminando por el parque, ya era bastante entrada la noche, aproximadamente las once.

El cielo estaba decorado por millones de hermosas y diminutas estrellas, las cuales alumbraban con su brillo singular el cielo azul oscuro.

Ya desde aquí podía oír el suave sonido del agua corriendo por el lago, un sonido suave y tranquilizante, que podría hacerme dormir de no ser lo que era: una fría e insensible vampira.

Llegué al lado del lago y me senté en una banca que había allí.

Comencé a oír gritos de dolor, los cuales cada vez se hacían más fuertes, una suave corriente de viento me trajo un olor a  sangre fresca, había acabado de cazar, por lo que el ardor en mi garganta no fue muy insoportable.

Seguí el olor y el sonido, dejándome llevar por mis instintos vampíricos.

Había una chica, de más o menos diecisiete años, aproximadamente; tenía el cabello negro y enrulado, sus ojos estaban perdidos muy lejos de aquí, su expresión daba a entender que estaba pasando por un momento de dolor y se retorcía sin cesar. Se hallaba tendida en el suelo y no paraba de moverse, me acerqué con rapidez a ella pero paré en seco cuando, en uno de sus movimientos, pude observar su cuello, el cual estaba lleno de sangre, sangre que brotaba de una herida en forma de medialuna.

Me aterroricé y me acerqué a ella y la observé más detalladamente

¿Qué haría? Me matarían si llegaba con ella a casa ¿o no? ¿Quién  diablos la había mordido para dejarla aquí tirada en éste estado?

Puse mi mano en su rostro e imágenes comenzaron a reproducirse en mi mente. Estaba usando mi “extraño y único don” (según mamá) para intentar averiguar lo que le había sucedido a ésta chica. Hurgué entre sus recuerdos, borrosos y retorcidos, era una humana con la mente bien abierta

Según lo que pude ver,  su novio la había traído hasta acá y habían tenido una corta conversación, sus recuerdos no me servían de nada. ¿Qué hacía aquí esta chica? Ni siquiera ella misma lo sabía

- Solo me pasan estas cosas a mí- dije rodando los ojos

¿Quién querría a un novio que la condenara a una eterna vida de asesina?

No soportaba verla sufriendo de tal forma, no dejaba de estremecerse y nada más recordarme el día en el que me transformaron mi incitaba a ayudarla lo más pronto posible. ¿ Le pasaría algo si la movía? No creo.

La levanté con muchísimo cuidado y me adentré en el bosque-, me limité a caminar lento, no quería moverla mucho para no causarle más dolor del que estaba pasando.

Caminé y caminé, ella no paraba de gritar y estremecerse, me producía un dolor demasiado fuerte.

Era extraño que una vampira pudiera sentir dolor con solo ver a una simple humana sufrir, pero en realidad odiaba ver a las personas sufrir, y mucho más de esa forma

Llegué al punto en el que divisé mi casa. Caminé hasta el porche y dí un largo suspiro.

Abrí la puerta y allí estaban: Ingrid, Susej, Aria, Alejandra, mamá y papá; quienes se quedaron viendo con ojos abiertos de par en par a la chica que se estremecía en mis brazos.

- Yo… puedo explicarlo- susurré

- ¿Qué-hiciste?- preguntó mamá, perpleja

- ¿ La convertiste?- preguntó Ingrid

- ¡No! Iba caminando por el parque y la encontré tirada en el suelo, al parecer su novio la mordió y luego la dejó allí tirada en donde la encontré

- ¡Pero es a penas una niña!- dijo mamá, tan maternal como siempre

- Hay que llevarla al sofá- dijo papá

La cargó y la llevó hasta el sofá, en donde la recostó

- Ni pensar que así estará por tres días…- dijo Susej

- Es terrible… ¿no podemos hacer nada para ayudarla o para adelantar el proceso?- preguntó Alejandra

- Me temo que no, no hay forma alguna de hacer eso- le respondió Aria

- No podemos hacer más que esperar- dijo papá

Me fui a sentar en una silla al lado del sofá en el que la chica estaba y toqué su mejilla para así seguir averiguando algo

Estuve horas allí, viendo y escuchando cada uno de sus recuerdos.

Averigüé varias cosas sobre ella, como por ejemplo que se llamaba Annette, que tenía dos amigos llamados Mariana y Matt, que su novio se llamaba Alec y también pude percibir las sospechas y la curiosidad que despertaba en ella con la extraña actitud de su novio. Pude ver lo mucho que lo amaba y eso despertó muchas más sospechas en mí sobre la razón por la que el tal “Alec” la había transformado.

Me quebraba la cabeza intentando hallar al menos una  razón coherente por la cual él la hubiera transformado…